Fumar y bucear… una mala combinación

Es bien sabido por todos que el tabaco es dañino para la salud. Muchas son las enfermedades y afecciones que se relacionan al tabaco: cáncer de pulmón, ulceras, gastritis, arteriosclerosis, hipertensión, insuficiencia cardíaca, obstrucciones pulmonares crónicas, enfisema pulmonar, bronquitis, asma, cánceres de faringe y laringe, impotencia masculina y la pérdida del deseo sexual y en las mujeres disminuye la fertilidad con un riesgo potencial durante el embarazo de nacimientos prematuros y con enfermedades crónicas en el niño. Además, El tabaco afecta a la salud del organismo cutáneo produciendo una piel más vieja y con arrugas.

¿Pero conocen el efecto del cigarrillo cuando buceamos?

Los efectos indeseados del tabaco en un buzo comienzan por la hiperventilación y el cansancio. Sin embargo existen otros efectos que pueden ser más graves.

El humo del cigarrillo está compuesto por más de 4000 sustancias químicas que se forman del proceso de combustión de la hoja de tabaco, la mayoría de ellos cancerígenos.  Vamos a enfocarnos en los principales:

–          Nicotina, Alquitrán y oxidantes e irritantes

–          Monóxido de Carbono

Nicotina, alquitrán y sustancias oxidantes e irritantes:

provocan una contracción de las arterias pequeñas, que disminuye de manera importante el flujo sanguíneo en el organismo,  aportando menos sangre al corazón y principalmente a nivel de manos y pies.  Se ha relacionado la nicotina con el fenómeno de Raynaud, consiste en episodios transitorios de interrupción del flujo sanguíneo en los dedos de pies y manos.  Se producen sucesivas alteraciones sensoriales y cambios en la coloración de la piel: En la primera fase y como consecuencia de la disminución del aporte de sangre en los dedos, la piel se torna extremadamente blanca y fría. En la segunda fase, llamada fase cianótica, el color de la piel se hace azulado debido a la ausencia de oxígeno en los tejidos, produciéndose una sensación de profundo adormecimiento de la zona afectada. Finalmente, las arteriolas se relajan permitiendo la entrada masiva de sangre acompañada del enrojecimiento súbito de la piel y de un hormigueo característico (fase de hiperhemia), en este momento el ataque ha pasado.

La aspiración crónica de nicotina puede producir hipertensión arterial o dificultar el tratamiento de una hipertensión preexistente.

La nicotina puede estar presente en el torrente sanguíneo durante más de tres horas, de modo que con la exposición repetida, se acumula.

El tabaquismo lleva al enfisema pulmonar, condición caracterizada por la pérdida de la elasticidad normal del tejido pulmonar. Esto, a su vez, afecta negativamente el intercambio de oxígeno en los pulmones y predispone también al barotrauma (lesión por cambios de presión) y a la embolia aérea.  La nicotina y el alquitrán son irritantes de los bronquios y bronquiolos, que estimulan la defensa del organismo que forma moco, además y afecta en e la eliminación de este moco de las vías aéreas, lo que conduce a una infección obstruyendo las microscópicas ramificaciones alveolares. Estas obstrucciones representar un serio problema para el buzo, ya que el tejido pulmonar puede romperse y permitir así que el aire atmosférico pase directamente al riego sanguíneo, lo que se conoce como una embolia gaseosa o traumática.

Monóxido de Carbono:

El CO se encuentra en la atmósfera de forma natural y no nos afecta porque para que aparezcan signos patológicos la concentración mínima de este gas debería ser del 0.2%. Al fumar, la combustión incompleta de las hojas del tabaco, genera una gran concentración de CO que se va acumulando paulatinamente en los pulmones.

La hemoglobina se enlaza con el monóxido de carbono más de 200 veces más rápido que con el oxígeno, pero no se desenlaza tan fácilmente.  Esto reduce ampliamente la capacidad de los glóbulos rojos de transportar oxígeno y por lo tanto su eficiencia. Se ha calculado que la función circulatoria disminuye entre un 15 y un 18% en las personas fumadoras. Una vez que el monóxido de carbono entra en el torrente sanguíneo, se puede necesitar de 8 a 12 horas para que el sistema circulatorio lo elimine.  Conforme el buzo sigue inhalando monóxido de carbono, más y más hemoglobina se enlaza con él, así que al continuar la circulación, cada vez se tiene menos glóbulos rojos disponibles sin contaminar para acarrear el oxígeno. Si esto no se corrige, provoca hipoxia.

El envenenamiento por monóxido de carbono puede provocar que los labios y la matriz de las uñas adquieran un color rojo brillante. El exceso de CO origina también dolores de cabeza, confusión, e inclusive reducción de la visión; alteraciones en los reflejos, en la habilidad psicomotriz y en la discriminación sensorial; también alteran el ritmo cardíaco, producen mareos, irritabilidad, y fatiga. Esto puede ser causado por respirar de un tanque con aire contaminado, por respirar el humo del escape de las embarcaciones o por fumar.

El fumar eleva los niveles normales de monóxido de carbono en la sangre de 3 a 12 veces, lo que perjudica el transporte de oxígeno y la eliminación del dióxido de carbono. La circulación se incrementa para que los glóbulos rojos no contaminados puedan satisfacer las necesidades de intercambio de gas del tejido, elevando la presión sanguínea y el ritmo cardiaco.  Además al producirse más hemoglobina en la medula ósea, incrementa la viscosidad de la sangre.  Esta es una de la razones del porque el fumar contribuye a accidente vascular cerebral y ataque al corazón, y es una causa muy significante del aumento del riesgo y daño en la enfermedad de descompresión. Similar a la deshidratación causada por las resacas alcohólicas, enfermedades o exceso de cafeína o alcohol, el fumar puede incrementar la viscosidad de la sangre, lo cual causa una reducción de flujo, espesamiento y formación de micro-trombos e émbolos. Esto es lo que conduce a algunos de los efectos permanentes de la enfermedad de descompresión.

Por supuesto tabaco y deporte son totalmente opuestos, por lo que lo más adecuado es tratar de no fumar ni un solo cigarrillo ¡no te arrepentirás! De cualquier manera, si te resulta totalmente imposible dejar este hábito, deberás tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

• Trata de no fumar en las 12 horas que preceden a una inmersión: con lo que conseguirás eliminar los efectos del monóxido de carbono, evitando el cansancio excesivo que provoca la falta de oxígeno en los músculos.  Y luego de 6 horas después de bucear, para no entorpecer la eliminación del nitrógeno disuelto en la sangre después de una posible descompresión.

• En caso de que tenga alguna infección en las vías respiratorias el fumador deberá interrumpir de inmediato las inmersiones hasta que se cure por completo, ya que existe riesgo de complicación.

• Trata de reducir la cantidad de tabaco a, como máximo, 10 cigarrillos al día.

• En caso de que seas muy fumador, no se recomienda bucear a más de 20 metros y, por supuesto, debes evitar esfuerzos violentos, sobre todo mientras estés a profundidad.

Fumar tabaco es una práctica nociva muy extendida que también afecta a todos aquellos que no fuman ni quieren hacerlo pasivamente. El buzo fumador debería ser consciente de este hecho antes de encenderse un cigarro en las instalaciones o barcos de los centros de buceo

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